lunes, 15 de noviembre de 2021

EL JUEGO DEL CALAMAR (comentario)

EL JUEGO DEL CALAMAR 
  Comentario sobre la serie más vista de la historia: “El juego del Calamar”, destinado, únicamente, a los que ya la vieron. Absténganse los que aún la tienen en la lista de series a ver, pues, en modo alguno, pretendo hacer spoiler de la misma.
   He oído comentarios que dicen que el verdadero inicio de esta serie televisiva comienza en el capítulo segundo, y razón no les falta, pero sin el capítulo inicial se le podría “acusar”, al autor de esta obra, de estar ocultando información, para poder cerrar la historia con un engañoso final sorpresivo. El autor no nos intenta traicionar, y nos muestra, desde el principio, que no va a ser un pasatiempo inocente, como se pudiera desprender al tratarse de un juego infantil. No es un juego donde el azar tenga razón de ser, en el que las posibilidades de éxito estuvieran repartidas a partes iguales entre ambos jugadores; si esto fuera así, habría valido con tirar una moneda al aire para repartir por igual las oportunidades, pero no, el “sobre” siempre muestra la misma cara, la cara a favor del que propone y dirige el juego, un juego de trileros. No es una disputa de igual a igual, sino que está dirigida y manipulada por quien o quienes lo organizan, como al final de la serie se demuestra. Por lo tanto, la primera conclusión, es que el autor es honrado con el telespectador, y no le oculta ninguna información (tal y como harían los malos autores); otra cosa distinta es que no podamos llegar a esta conclusión hasta el final de la historia, como sucede con las buenas obras, ya sean literarias o televisivas. Este primer capítulo tiene, además, la virtud de la sorpresa, una sorpresa de una intensidad máxima, pues cuando el espectador, cómodamente sentado en su sillón, espera ver un conocido e inocente juego infantil, todo su sistema de valores convencionales se rompe, pasando de una candorosa inocencia a una realidad trágica inesperada y rompedora. Quien no haya sentido un sobresalto en su interior al ver las primeras escenas del juego, miente. Con lo cual, el autor consigue el efecto deseado, que es despertar el interés y conseguir que deseemos seguir viendo el siguiente capítulo, para conocer cómo continúa. 
  Y, en efecto, estoy de acuerdo con los que dicen que la verdadera historia comienza en el capítulo segundo, donde queda plasmado que quien sigue en el juego, que son todos o la inmensa mayoría, aceptan matar con tal de conseguir huir de sus miserias sociales y económicas. Quizá esta apreciación: “matar”, pueda parecer excesiva, pero esta es la parte filosófica sobre el comportamiento humano que nos muestra la serie, pues si alguien acepta luchar sin reglas con el objetivo final de que mueran todos y cada uno de los que le rodean, es que está dispuesto a zancadillear, traicionar e, incluso, “matar”, de cualquier modo y en cualquier lugar, para conseguir el premio final que le libere de sus miserias.
  Al final vemos que todos los juegos sucesivos, que se nos muestran en cada uno de los capítulos, están preparados para convertirse en espectáculos para unos pocos, que los manejan para su divertimento y con un mínimo riesgo (tan real como el propio mundo donde vivimos), y, de paso, para mostrarnos las miserias humanas más despiadadas.
  Lo que menos me ha gustado es la inclusión de algunas dosis de moralina barata, que sirven para acallar nuestras conciencias de espectadores, supuestamente, ajenos a los unos y los otros.
  El desarrollo de esta serie se desenvuelve por el camino clásico de cualquier obra literaria o cinematográfica: planteamiento, nudo y desenlace. En este aspecto no aporta nada novedoso: bien llevado en cuanto al planteamiento y nudo, aunque en el desenlace es, en mi opinión, donde más flojea, tal vez motivado por esa absurda y comercial idea de que todo tenga que tener segundas partes, olvidándose del dicho popular, según el cual: segundas partes nunca fueron buenas, o, al menos, no tan buenas como las primeras.
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jueves, 11 de noviembre de 2021

CENTRALES NUCLEARES (texto fuera del análisis literario)

Necesito que algún experto me lo explique: Francia tiene 58 centrales nucleares, nosotros 4. Francia va a construir nuevas centrales nucleares, España va a cerrar las 4 que tiene. Después Francia nos vende la electricidad producida por sus centrales nucleares, y nosotros compramos gustosamente esa electricidad a precios caros. Y en el supuesto de que haya un accidente nuclear en las centrales de Francia, España estaría afectada de lleno, y no podríamos vender ni un pimiento. Necesito alguien que sea capaz de explicarme este galimatías lleno de "incongruencias nucleares"



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